Nestor Rossi | |
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Nombre | Néstor Raúl Rossi |
Apodo | Pipo, La Voz |
Nacimiento | 10 de mayo de 1925 Buenos Aires, Argentina |
Nacionalidad | |
Fallecimiento | 13 de junio de 2007 Buenos Aires, Argentina |
Posición | Medio Campo |
Altura | 1.85 metros |
Partidos internacionales | 26 |
Año del debut | 1945 |
Club del debut | River Plate |
Año del retiro | 1961 |
Club del retiro | CA Huracán |
Néstor Raúl Rossi (*Buenos Aires, Argentina, 10 de mayo de 1925 - 13 de junio del 2007), fue un futbolista argentino. Jugó de centre half ('controjás', en la denominación de aquella época) y su primer equipo fue el River Plate.
Selección nacional
Fue internacional con la Selección de fútbol de Argentina, con la que jugó 26 partidos internacionales y ganó dos titulos de la Copa América en 1947 y 1957.
Participaciones en Copas del Mundo
Mundial | Sede | Resultado |
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Suecia | Primera fase |
Clubes
Club | País | Año |
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River Plate | Argentina | 1945-1949 |
Millonarios | Colombia | 1949-1954 |
River Plate | Argentina | 1955-1958 |
CA Huracán | Argentina | 1959-1961 |
Dos años sin Pipo Rossi
CON PIPO LA MUERTE SE MURIO DE MUERTE. Luna blanca, sol de noche, muerte ingenua. Hay una sombra de lobo que aúlla en el horizonte La oscuridad se confunde entre la risa y la pena, Entre lágrimas y estrellas, rie de melancolía El lobo se torna hiena. Luna blanca,vida plena, burla infinita en la lengua, Que alguién le diga a la muerte que hay que parar el cambio, Pipo que aguanta y no sale, Pipo que aguanta en el campo, ¡Ay, luna desorientada!, ¿quien pide que no descuenten? Hay un tiempo congelado, que le avisen… “¡impostora!” Que le va a cambiar la suerte.
¿Dónde se entierra la muerte cuando se muere de muerte? ¿Dónde se entierra la vida si con la muerte no alcanza? Todo es mentira, es la nada. No hay flores que se marchiten, ni candelabros, ni cambios. Hay un cajón de la nada. Pipo es broma, es carcajada, es una esquina porteña mezclada con Sherezade, Son mil y una noches de luna, mil y una noche de hazañas. No se muere por decreto, ni de alzehimer, ni de viejo. Pipo que mata a la muerte, matando la indiferencia, con su “réquiem al olvido”, fulmina a sus asesinos. Que digan se murió Pipo, yo miro la luna blanca, Está repleta de afectos, de memoria… de sueños y de enseñanzas.
Cuentan que murió Pipo.Yo, desconfiado, les digo: ¡Ah, se murió de muerte el chillido, el vozarrón, la “pelada”, la pisada y el helado de chocolate! La muerte se murió de muerte, pero no murió el centrohalf, el patrón, la pierna fuerte, la pelota bien jugada. ¡Ah, se murió Pipo…el penúltimo furgón, pero la máquina no! Motor imperecedero, Humo negro, negro humor, comandante en jefe del aliento. De la zona roja donde se fragua el juego ignea combustión explosiva cuando flaquea la guapeza. Presencia de tren a horario, pasajero y maletero de la distribución, pase que llega seguro a cada estación. ¡Ah, se murió Pipo…! ¿Quién le robará cal a la cancha ahora? El rectángulo del área, que subido al semicírculo, armó la N° 5. Dueño, amo y señor del puesto, Hoy la espalda se custodia con los nombres, Porque antes, hubo un “hombre” que se apropió del solitario dígito.
…Y fue el cinco que acalló el chamuyo de los taitas de boquilla, Paradojas del rival que lo odiaban y admiraban Viva la vida eterna de tantas paradas bravas Cuando bajaba el portón, trababa la caja fuerte Metía pierna con el pecho, con el latido tambor Mandinga de adrenalina, Dios empapado en sudor, De dinamita en la sangre, De dinamita y de honor.
Vigía,condor del Monumental, Aconcagua del futbol rioplatense, Patón y zota, Suela que amasa y calienta, la que acaricia y que plancha, la que despierta venganzas. Garganta del diablo al cuadrado en la apertura y la belleza del pie gigante de América. En el eco manantial guerrero, de la traquea arrastra su equipo a la batalla Vive y acomoda al insider diestro, y al zurdo reta, Caza la lanza, muerde, grita, aúlla, Parece que defiende y muere, pero Pipo siempre avanza. La muerte en la cancha se espanta de miedo, Y cuando reverberan el trueno y el estruendo como un rayo de sol llega Pipo y rompe el cielo del partido.
La muerte se muere de muerte, Porque a Pipo hay que matarlo una y mil veces. Huyen, se disipan, los nubarrones tormentosos cuando ofrece la zancada del socorrro Luna blanca de Patricios, Saavedra, Nuñez, Bogotá, y hasta de la Mora España. Te recuerdan en la la Alambra, los amigos de Granada, Pipo el DT, que picaba con su lenguage espolón, Tábano insoportable del banco, colonizador del cracks cimarrones, Infinito padre de Danieles
Luna blanca, sol de noche, muerte ingenua… ¿qué significan las velas, las coronas, la mortaja? Hay una anécdota, más y otra que pide paso. Con Pipo la muerte murió de muerte, Aburrida, mustia, virgen, enroscada… Y el lobo que se hizo hiena, Entre lágrimas y estrellas, rie de melancolía…
Una síntesis perfecta de capacidad y personalidad para convertirse en el eje del equipo. Así era Néstor Raúl Pipo Rossi, a quien algunos lo recuerdan más por su aporte de guapo, de patrón, de gritón, de paredón en el medio de la cancha que por su enorme talento para crear, lo cual, al fin y al cabo, era su mayor cualidad.
Pipo el grandote (1,85 metro) nacido en Parque Patricios el 13 de septiembre de 1925 que llegó a River en 1942, cuando tenía 17 años, tras jugar un año en las Inferiores de Acassuso y dos en las de Platense, arrancó en la Quinta y en tres temporadas llegó a la Primera (más precisamente el 24/6/1945 en Racing 0 - River 2) para hacerles el aguante a varios de los que se florearon en aquel quinteto ofensivo al que llamaron La Máquina, nada menos. Y allí es donde surge el principal dato de su papel de jugador completo, porque desde su posición había que abastecer de fútbol limpio de polvo y paja a aquellos fenómenos para que hicieran de las suyas. Y ese puesto no era para cualquiera.
Antes de llegar a la Primera, formaba parte de una Tercera que, como columna vertebral, tenía a Amadeo Carrizo bajo los palos, a Rossi en el medio y a Alfredo Di Stéfano como punta. Es cierto que gritaba, y que lo hacía durante todo el partido. Ordenaba, orientaba, cantaba falta envido y vale cuatro permanentemente. Pegaba un grito y metía un pase demoledor. La pisaba, hacia pasar de largo a alguien y abría la cancha. La bajaba con el empeine o de pecho y partía otro ataque, y otro, y otro más. Trataba y se caían las estanterías, se desmoronaba todo a su alrededor y ponía la pelota al pie del que estaba en mejor posición.
Hacía doler o reventar de risa a propios y extraños con sus salidas, sus cargadas, su chispa de porteño rápido. Tenía un dominio total de la pelota, una idea clara y amplia del juego gracias a su sentido de la ubicación, no corría mucho y era de desplazamientos lentos. Pedía la pelota y la metía en el sitio indicado para el jugador indicado. En River jugó en dos períodos gloriosos para el club. La primera etapa entre 1942 y 1949, año en el que compartió con Di Stéfano y Pedernera el éxodo a Colombia, donde fue campeón cuatro veces con Millonarios de Bogotá. Había jugado con la banda roja cinco años en Primera y ganado dos campeonatos (1945 y 1947). Volvió en 1955, jugó otras cuatro temporadas y logró otros tres títulos de campeón (1955, '56 y '57). En River metió 7 de los 8 goles que obtuvo en su carrera, terminada en Huracán, en 1961. Como DT salió campeón con Boca en 1965. A River lo dirigió en 1962 y 1974. Jugó 25 partidos oficiales con la Selección, fue campeón sudamericano en 1947 y 1057 y técnico de larga trayectoria. Otro de sus aportes a River fue llevar al Club, junto con el tucumano Hernández, a un muchacho de Chacabuco que pintaba para crack, llamado Daniel Passarella. Se lo recuerda como un notable creador ofensivo y a los veteranos les cuesta encontrar en su memoria a un cinco que haya jugado mejor que él.
Pipo Rosi
Mandón, puteador y carismático como él solo Así era “Pipo” Rossi, un verdadero patrón de la mitad de la cancha y respetado por propios y extraños como casi ningún otro jugador en la historia del fútbol mundial.
ESTAMPA. El mundo del fútbol lo respetaba. Murió Néstor Raúl Rossi. Así de dura es la noticia, así de conmovedora. Volante exquisito, de los de buen pie y mejor visión, según lo recuerdan. Jugó de 5 clásico en la gloriosa Máquina de River y también fue amo y señor de la Selección nacional, entre otros equipos. En 1940 fichó para River solicitado por Carlos Peucelle en una cifra récord de $ 5.000 para un jugador de 5ª División. En 1941 y 1942 jugó en esa categoría, luego pasó a 4ª y, en 1944 integró la denominada 4ª B. En 1945 integró la 3ª División junto a Curti, Pesaola, Sabatella, Roberto Coll, Joaquín Martínez, Amadeo Carrizo y Distéfano. Y su debut en Primera División fue el 25 de junio de 1945 cuando reemplazó a Manuel Giúdice en un partido que River le ganó a Racing 2 a 0 en Avellaneda. Tras un breve regreso a la 3ª, vuelve a Primera y se consagró campeón del Torneo 1945. Luego, en 1946, aunque River no llegó a dar la vuelta aolímpica, Rossi mostró sus virtudes que lo llevan a su completa consagración. En 1947 fue campeón nuevamente con River y ahí lo convocaron a la Selección. En el Sudamericano de Guayaquil logró la titularidad y terminó siendo campeón con el equipo argentino. Allí nacen los motes que lo acompañarán el resto de su vida: "Pipo", "Patón", "La Voz". El 7 de agosto de 1949 jugó su último partido en River para luego emigrar al club Millonarios de Colombia, donde salió cuatro veces campeón. Volvió a River en 1955 y, en 1957, integró la Selección que logró el Sudamericano, disputado en Lima. Su último partido en River es el 4 de julio de 1958. Ese día llegó 156 partidos con la banda. También fue jugador de Huracán y asumió la dirección técnica de varios clubes. En River lo hizo en 1962 y en el Metropolitano de 1974. Entre otros logros como DT, fue el responsable del debut en Primera División de Daniel Alberto Passarella en un Torneo de Verano disputado en Mar del Plata. Pipo Rossi fue una de las grandes figuras del fútbol argentino. Debutó en 1945 con La Máquina y su gran personalidad le permitió ordenar a los gritos a sus compañeros mayores y con más experiencia. Sus gritos podían oirse desde la tribuna, lo que le valió el mote de "El gritón". Fue campeón con River en 1945 y 1947 y su gran momento lo vivió en Millonarios de Colombia, junto a Pedernera, Di Stéfano y Antonio Báez, un fenomenal entreala derecho que el público argentino vio muy poco, pero su actuación en el fútbol colombiano dejó un recuerdo inolvidable. Rossi volvió a River para ser tricampeón 1955/56 y 57. Finalizó su carrera en Huracán. Quedó en la historia por su capacidad para manejar la pelota y su precisión para entregarla, su visión para distribuir el juego, sus gritos y su temperamento y porque se lo considera un arquetipo en el puesto, respondiendo al buen gusto de los argentinos. Adios PIPO, tu recuerdo estará en todos los jugadores que ocupen tu puesto. Esta nota también está dedicada a los jovenes que hoy integran nuestra Filial y no solo a través de la palabra de los veteranos, sino de este recuerdo que hoy hacemos a un grande de verdad en la historia Riverplatense. | |
Murió Pipo Rossi, un ícono de la época dorada
A los 82 años falleció Néstor Raúl Rossi, uno de los cracks de los años 40 y 50. A ver...lo que tú quieres saber es qué ha sido el gran Pipo para nosotros. Pues simplemente que Pipo Rossi nos enseñó a los colombianos cómo se juega bien al fútbol". En una calurosa y húmeda madrugada en Barranquilla, allá a principios de los 80, el por entonces joven cronista recibió de boca de un veterano y emocionado periodista local ese elogio supremo para quien fue el arquetipo del centrojás argentino. Es que tres décadas después, en ese país estaban intactos —incluyendo fábulas y exageraciones— los recuerdos del nuevo fútbol que desde la Argentina había exportado a Millonarios gente como Pipo, Alfredo Di Stéfano, Pedernera, Báez y Amadeo Carrizo. Así como con el número 5 en la espalda tuvo cada vez que pudo a la número cinco de cuero bien apretadita contra el piso, debajo de la enorme suela derecha del botín 44 —por eso uno de sus apodos fue el de Patón—, hizo un culto del pase con ventaja para el receptor, una religión de la habilitación segura. Contaban viejos compinches de vestuarios que lo fastidiaba tanto dividir el control de la bola que alguna vez estableció, como si fuera el preámbulo de cómo se juega a este juego, que "el que no pasa la pelota al pie es una mala persona". El ingenio para la frase ocurrente, su ojo veloz para descubrir dónde habitaba el talento y un porteñísimo sentido del humor fueron otras aristas que acompañaron al centrocampista del vozarrón inconfundible hasta que esa maldita enfermedad incurable le achicó la cancha y la parca le anunció que el partido final le tocaba de visitante. Alguna tarde, durante una práctica en el Monumental, el defensor Federico Vairo se la pasó muy alta y él le descerrajó un "buena, muy buena Federico, ahora alcanzáme la escalera". O en un partido con la Selección Argentina, desesperado porque había problemas con la recuperación del esférico, le gritó desaforadamente a Enrique Omar Sívori: "Cabezóoon..., corré al negro". Cuando este le dijo que todos eran negros, Pipo, el patrón del círculo central, cerró a su estilo: "No me importa, corré a todos". El paladar negro que tuvo en sus tiempos de jugador lo mantuvo cuando se calzó el buzo de entrenador. Tras armar en 1973 uno de los dos mejores equipos de la historia de Atlanta en Primera División, al año siguiente aceptó una oferta del Elche, de España. Cuando le abrieron la puerta para reforzar el equipo, eligió con la propiedad de los que saben: se llevó al veloz goleador Rubén Cano (luego fue nacionalizado y jugó el Mundial de Argentina 78 para España), al fino armador Juan Antonio Gómez Voglino y al marcador de punta derecho Osvaldo Cortéz. Daniel Alberto Passarella configuró un capítulo singular en la vida deportiva de Rossi. Recomendado especialmente por un personaje del fútbol como el Negro Hernández, Pipo decidió que el debut del promisorio pibe de Chacabuco fuese en un River-Boca, de verano y en Mar del Plata. Cuenta el actual entrenador de River —en una de la tantas que vivió junto con quien fue clave en su carrera— que Pipo estaba dando demasiadas vueltas porque la parada pintaba brava. Una pregunta detrás de la otra sobre distintas situaciones del duelo que se avecinaba. Hasta que la última fue si se animaba a semejante desafío, a lo que el Kaiser respondió: "Mire, maestro. Yo me animo a todo; lo único que falta es que se anime usted". Otra que Passarella relata con enorme afecto fue cuando el Inter programó en los 80 una cena de gala para agasajar a futbolistas que fueron campeones en el club. A Pipo no le gustó la mesa que le habían asignado al Kaiser y decidió acomodarse en una que estaba pegada al escenario. En vano fue el enojo del Gran Capitán por el cambio. De pronto, un robusto personaje —flanqueado por sus guardaespaldas— se plantó delante de los argentinos esperando que le liberaran su ubicación. Pero Pipo, sin levantarse y tirado hacia atrás en su silla, miró y dijo: "Sentate, Luchito, Hacela corta, papá, hacete gomía". Le estaba hablando en lunfardo al tenor Luciano Pavarotti, que sonrió y partió. Reconocido como un riverplatense de pura cepa, jugó 156 partidos en Primera —también integró la mítica "Máquina"— desde que debutó el 25 de junio de 1945, reemplazando a Manuel Giúdice en una victoria 2-0 ante Racing, en Avellaneda. Si habrá sido grande Pipo que a mediados de los 60 cruzó una vereda que pocos se animaron y varios de los que sacaron pasaje de ida jamás tuvieron retorno: dirigió a Boca y hasta paladeó las mieles de salir campeón en 1965. Ayer, a los 82 años, murió Néstor Raúl Rossi. Hoy lo están velando en la calle O'Higgins 2842, en esta Capital. A partir de mañana, el irrepetible Pipo será más leyenda aún. La tarde de la clasificación para la ronda final del Nacional. El DT bohemio, Néstor "Pipo" Rossi, preocupado al término del primer tiempo ante Gimnasia y Esgrima, de Jujuy; a su lado, Alejandro Onnis. CLICK PARA AGRANDAR La tarde de la clasificación II. El festejo de Néstor Rossi en el banco ya durante el segundo tiempo, con la goleada consumada en favor de Atlanta; a su lado, el eterno Elías Yagodnik, masajista. CLICK PARA AGRANDAR La estampa del crack que fue aún la conservaba en su época de entrenador del Bohemio. Concentrados en un hotel céntrico esperando el partido ante San Lorenzo en la Bombonera por la primera fecha de la ronda final. De izq. a der., el PF Rotgardt, Pipo Rossi, Alejandro Onnis, Héctor Candau y, sentados, Rubén Cano y Juan Antonio Gómez Voglino. CLICK PARA AGRANDAR El gran trío argentino del Ballet Azul colombiano. De izq. a der., Néstor Rossi, Alfredo Di Stéfano y Adolfo Pedernera. (Gentileza página oficial Millonarios, de Bogotá.) Néstor Rossi, en su época de esplendor en La Máquina, en River, en la tapa de "El Gráfico". (Gentileza sitioriverplatense.com) Pipo Rossi, con la camiseta de Millonarios de Bogotá, donde jugó cuando se fue del país junto con muchos futbolistas argentinos a Colombia en el éxodo que siguió en 1949 a la primera gran huelga de futbolistas profesionales. Agradecimientos Algunos detalles del paso de Néstor Rossi por River Plate fueron aportados por Aldo Messuti, historiador de esa institución. Algunos datos sobre su actuación en el equipo nacional fueron aportados por Julio Macías, historiador de la Selección y miembro del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol. Pipo Rossi, con la camiseta de Huracán, donde jugó 1959-61, mientras al mismo tiempo era entrenador. Pipo Rossi y una foto relativamente reciente. La campaña del equipo de 1973 Los lectores que deseen conocer más detalles sobre la actuación bohemia en el Nacional 1973 y su antecedente inmediato, el Metro 1973, pueden consultar en Sentimiento Bohemio el link Museo Virtual. Los textos que reseñan las actuaciones futbolísticas de Atlanta torneo por torneo desde 1931 fueron escritos por Carlos Stortz en 1996 para la primera página de Atlanta que existió en Internet -cuyo responsable era Ernesto Resnik-, y dos años después fueron publicados, con agregados de otras fuentes, por Alejandro Dominguez en el libro "La Historia de Atlanta". La versión existente en Sentimiento Bohemio -corregida, extendida y aumentada por el mismo Carlos Stortz- fue incorporada en 2001 al sitio. Por su parte, Sentimiento Bohemio publicó entre octubre y diciembre de 2003 una producción especial de Edgardo Imas, que repasa fecha por fecha el torneo Nacional 1973, con relevamiento fotográfico a cargo del autor y de Mónica Nizzardo. Dicha producción puede ser leída, donde hay links que vinculan a todas las fechas de ese torneo. Pipo Rossi preocupado luego de la derrota ante Boca en la anteúltima fecha que no aseguraba entonces la clasificación para las finales. Los puntales de una campaña estupenda del Nacional 1973: Rubén Cano, el DT Pipo Rossi, Osvaldo Cortés y Juan Antonio Gómez Voglino Nestor Raúl Rossi |