viernes, 17 de julio de 2009

Las copas de River

TODO RIVER, PURA PASION, UN SENTIMIENTO MILLONARIO.
Títulos: Las copas de River
LOS 33 CAMPEONATOS: Campaña a Campaña
TORNEO PJ G E P GF GC Pts Promedio
Copa AFA 33 veces hasta 2008
1908: Obtuvo el ascenso a la Primera División del Fútbol Amateur. 1920: Único título de River en el amateurismo.
Campeón absoluto 1936
1932 34 22 6 6 81 43 50 73.53
1936 (Copa Campeonato) 35 23 5 7 88 46 51 72,86
1937 34 27 4 3 106 43 58 85.29
1941 30 19 6 5 75 35 44 73.33
1942 30 20 6 4 79 47 46 76.67
1945 30 20 6 4 66 34 46 76.67
1947 30 22 4 4 90 37 48 80.00
1952 30 17 6 7 65 48 40 66.67
1953 30 18 7 5 60 39 43 71.67
1955 30 18 9 3 53 35 45 75.00
1956 30 17 9 4 61 32 43 71.67
1957 30 19 8 3 75 34 46 76.67
1975 (Metro) 38 23 9 6 72 38 55 72.37
1975 (Nacional) 23 17 3 3 54 25 37 80.43
1977 (Metro) 44 25 13 6 83 46 63 71.59
1979 (Metro) 22 13 6 3 41 24 32 72.73
1979 (Nacional) 20 10 6 4 35 17 26 65.00
1980 (Metro) 36 20 11 5 64 33 51 70.83
1981 (Nacional) 20 10 8 2 31 14 28 70.00
1985/86 36 23 10 3 74 26 56 77.78
1989/1990 38 20 13 5 48 20 53 69.74
1991 (Apertura) 19 14 3 2 33 11 31 81.58
1993 (Apertura) 19 9 6 4 29 17 24 63.16
1994 (Apertura) 19 12 7 0 31 14 31 81.58
1996 (Apertura) 19 15 1 3 52 22 46 80.70
1997 (Clausura) 19 12 5 2 37 20 41 76.31
1997 (Apertura) 19 14 3 2 43 17 45 78,95
1999 (Apertura) 19 13 5 1 45 21 44 77,19
2000 (Clausura) 19 12 6 1 44 17 42 73,68
2002 (Clausura) 19 13 4 2 39 13 43 75,43
2003 (Clausura) 19 13 4 2 40 18 43 75.43
2004 (Clausura) 19 12 4 3 41 21 40 70,17
2008 (Clausura) 19 13 4 2 29 13 43
TORNEO PJ G E P GF GC Pts Promedio
Copas Internacionales
2 Copas Libertadores 1986 y 1996
1 Copa Intercontinental 1986
1 Copa Interamericana 1987
1 Supercopa 1997
Campañas de las diferentes Copas Libertadores
1966 Subcampeón
1967 Semifinales
1970 Semifinales
1973 Primera Ronda
1976 Subcampeón
1977 Primera Ronda
1978 Semifinales
1980 Primera Ronda
1981 Primera Ronda
1982 Semifinales
1986 CAMPEON
1987 Semifinales
1990 Semifinales
1991 Primera Ronda
1993 Primera Ronda
1995 Semifinales
1996 CAMPEON
1997 Octavos de Final
1998 Semifinales
1999 Semifinales
2000 Cuartos de Final
2001 Cuartos de Final
2002 Octavos de final
2003 Cuartos de final
2004 Semifinales
2005 Semifinales
2006 Cuartos de final
2007 Primera Ronda
2008 Octavos de final
Campañas en las Copas Sudamericanas
2002 Octavos de final
2003 Subcampeón
2004 Octavos de final
2005 Octavos de final
2006 Octavos de final
2007 Semifinal
2008 Cuartos de final
Campañas en las distintas Supercopas
1988 Semifinal
1989 Octavos de final
1990 Octavos de final
1991 Subcampeón
1992 Cuartos de final
1993 Cuartos de final
1994 Cuartos de final
1995 Semifinal
1996 Octavos de final
1997 CAMPEÓN
Recopa Sudamericana
1997 Subcampeón
1998 Subcampeón
Campañas en las Copas Mercosur
1998 Cuartos de final
1999 Primera fase
2000 Semifinales
2001 Primera fase
Copas Intercontinentales
1986 Campeón
1996 Subcampeón
Enzo besa la copa Libertadores de 1996
Copa Intercontinental 1986 Copa Toyota 1986
Más información
Copa Interamericana 1987 Supercopa 1997
Más información Más información
Copa Libertadores de América 1986-1996
'86 - Más información '96 - Más información
Leyendas de River
El caso Centurión
Corría el año 1986 y River iba a disputar la Copa Intercontinental en Tokio. Centurión, jugador del club millonario había sufrido una suspensión por la AFA. El presidente del club de la banda roja consultó con la entidad que había sancionado al jugador y dijo que dicha suspensión no tenía rigor para la Copa. Por lo que Centurión partió de Buenos Aires el domingo 7 de diciembre con el segundo grupo. En el interín parece que la AFA avisó a un dirigente de River que el jugador estaba inhabilitado. Pero el mensaje se traspapeló y Centurión llegó a Tokio. Allí se enteró que no podía jugar. ¿Para qué me hice semejante viaje?, se dijo. La noticia causó una sorpresa desagradable en todo el plantel y por supuesto en el propio Veira que no podía creer lo que le estaba sucediendo.
El "Búfalo" no andaba con vueltas
En el partido que River venció al América de Cali por 1 a 0 y que lo consagró Campeón de América en 1986, el "Búfalo" Funes no anduvo con vueltas y le entró fuertísimo a Cabañas porque según el mismo Funes, no le gustaba que le peguen a sus compañeros y el jugador del América le había repartido codazos a Alonso y Alzamendi. Y en defensa de ellos el tierno Juan le hizo saber a Cabañas que nadie lo lleva por delante y le dejó de recuerdo la venda y las medias un poco rotas. "Por delante no me lleva nadie. O no se dio cuenta de que al ganarle a su equipo, el América, también estábamos terminando con el mito de las gallinas. A nosotros nos van a ganar porque son mejores, no por bravos", agregó Funes.
De jugador a contador de River
Vicente Locaso debutó en la primera división el 31 de mayo de 1931 en el partido que River venció a Atlanta por 1 a 0. Mediante un zurdazo marcó el primer gol de River Plate en el profesionalismo. Lo curioso es que ese tanto sería el único de toda su carrera futbolística ya que una lesión en su rodilla izquierda le impidió seguir jugando. Se retiró del fútbol el 6 de enero del 1932 e ingresó a la Facultad Ciencias Económicas, se recibió de contador público en 1942 y al poco tiempo se convirtió en contador de River.
¿Adónde vas Goyco?
Cuando Gilberto Funes convirtió el tercer gol del partido River 3 Independiente 2 por la Copa de Oro, en enero de 1987, el banco de suplentes millonario no pudo controlar su euforia. Ya vivía el partido de una forma muy especial. Pero ese momento fue único. Goycochea, Erbín, el Nano Areán, Troglio, Gallego, todos invadieron el campo de juego. El caso extremo fue el de Sergio Goycochea que se fundió en un abrazo con el Cabezón Ruggeri y regresó, fuera de sí, gritando y zapateando al estilo brasileño, repiqueteando contra el suelo, al banco de suplentes. Pero cuando levantó la vista y pensaba ubicarse en su lugar, se encontró con una sorpresa: se vió frente a frente con el Pato Pastoriza técnico de Independiente. Goyco quedó petrificado. Resulta que ambos bancos de suplentes estaban a una muy corta distancia y debido al festejo alocado el arquero se confundió... Y bueh, un error lo tiene cualquiera.
Una equivocación la tiene cualquiera
Se jugaba un partido contra el equipo de Villa Ballester. A la hora de iniciarse el encuentro faltaba un jugador, que, casualmente era el arquero. Entonces decidieron invitar a Enrique Salvarezza, "el hincha número uno". Comenzó con tanta mala suerte que el primer tiro que enviaron de se convirtió en gol. Entonces, Leopoldo Bard, que era capitán del equipo decidió pasarlo a la línea de ataque. A los pocos minutos Salvarezza recibió una pelota y queriendo remediar el error comenzó a correr, pero hacia su propio arco. Corría tan rápido que no había forma de pararlo verbalmente, y por eso, Pellerano tuvo que arrojarse sobre él para detenerlo.
Todo por la habilitación
Corría el año 1906 y River fue expulsado de la Dársena Sur, los avatares de una pintoresca vida de peregrinos llevan a los integrantes del flamante y modesto club de la banda roja al terreno de Sarandí. Ahí, tras los preparativos de instalación reglamentaria del campo de juego, arribó el señor F. A. Williams, de la Asociación de Foot - ball para inspeccionar y comprobar que se cumpla con los requisitos reglamentarios. Pese a que el predio estaba cerca del arroyo, el lugar era un desierto y era imposible poder sacar agua de allí. Sobre el terreno había caños y huellas que simulaban una supuesta futura instalación de cañería, pero todo eso era falso. Williams llegó hasta un baño y no tuvo mejor idea que abrir una canilla. Los miembros del club que estaba junto al inspector transpiraban por miedo al bochorno, pero inesperadamente de la canilla salió agua y el inspector satisfecho firmó la habilitación. Lo que nadie sabía era que Enrique Salvarezza y Alfredo Zanni (hermano del vocal Enrique, pionero del club) habían acordado que al escuchar el chillido de la roseta, Zanni iba a arrojar agua por un caño instalado precariamente. Así lo hicieron y River logró que el estadio de Sarandí sea el primero propio de su historia.
Bernabé Ferreyra
La Fiera debutó en River el 14 de marzo de 1932, el mismo día en el que el equipo jugó, por primera vez en torneos oficiales, con la camiseta de la Banda Roja. Fue el inicio de un camino de leyenda, marcado a fuego con dos goles. En sus primeros doce partidos con esa camiseta, hizo 19 goles y no dejó de convertir en ninguno. Su presencia en River desató una locura colectiva. La entrada valía un peso y al tercer partido el club recuperó los 10.000 que le dio de prima al jugador. Fue un fenómeno social de tal magnitud que cuando el equipo iba de gira por el interior, el cachet variaba según jugara Bernabé o no. El público y la prensa comenzaron a llamarlo El Mortero de Rufino. El periodista del diario Crítica lo llamó La Fiera. Crítica además estableció un premio para el primer arquero que no fuera derrotado por Bernabé.

Sus secretos profesionales

Su falta de habilidad quedaba mejor disimulada en los días de lluvia, y a él le fascinaba jugar con la pelota mojada y embarrada para que pesara más. Por eso, cuando la lluvia no aparecía y River jugaba de local, se preparaba la pelota. En aquel tiempo el balón era de tiento y llevaba una cámara dentro. Bernabé la desinflaba y la colocaba dentro de otra, que no tenía pico. Ponía estas dos cámaras dentro del cuero, lo cosía y esa "pelota especial" descansaba las 48 horas previas al partido en un balde con agua. El día del partido esa pelota especial era una bomba. El Mortero de Rufino calzaba cuarenta y sus pies eran finos. La costumbre de jugar descalzó, traída de su pueblo, hizo que los botines le sacaran ampollas, por eso debía usar un calzado a medida, hecho de una cabritilla muy fina y con los tapones exteriores más altos que los interiores, con lo que lograba que su pie se sintiera como desnudo. Otra parte de su vestimenta que arregló él mismo fueron las medias. Las de Bernabé eran de seda y llegaban hasta un poquito más arriba del tobillo. A partir de allí, seguían las medias normales de fútbol. Las costuras que formaban las dos medias en una era hecha por el jugador. La Fiera jamás usó protección en sus piernas y tampoco se vendaba los tobillos.